Huele a nubes. Se acercan sigilosamente a la terraza. Me amenazan con su cautivadora apariencia de algodón. No hay palabras. La casa se llena, sorbo a sorbo, de profunda desesperanza.
El sabor del café se mezcla con el olor a tierra mojada. Y caen las primeras gotas de lluvia, en este mayo inundado de postales en blanco y negro.
Mayo de añoranza de azahar y ensoñación ausente. Mayo nublado de música demente. Besos lejanos y susurros tímidos; casi imperceptibles. Mayo de mensajes de buenas noches y vacío existencial. Bocados de soledad y versos inacabados, Como nuestros encuentros...
El olor a mandarinas se cuela por la ventana. Ventana de mirada baja, como las estrellas que al no verte, se agachan.
Y mi entorno te piensa…Y se ausenta.
El café se acaba, miro a lo lejos.
Veo destellos azules. Sí, a lo lejos…
Veo reflejos de esperanza.
No hay comentarios:
Publicar un comentario